Cuando descubrí que llevabas corona.

Desde que tengo uso de razón tuve claro que quería tener hijos. Sin dudarlo en ninguna etapa de mi vida.
Respeto a la gente que piensa distinto, ¡cada uno es libre de hacer su vida como quiera! pero para mi (llamarme clásica) era una prioridad  tener un hijo,  y antes de los 30 si pudiera ser, cosa que ya no se lleva.
Más que un hijo, siempre me he referido a una hija. No me digáis porqué. 
Tengo debilidad por los niños en general, tanto niños como niñas, pero en mi imaginación siempre hubo una princesa. (Será porque me encantan desde niña)
Así fue que cuando me enteré de la gran noticia de mi vida, le pedí a todos los santos (y no soy creyente) que por favor la vida me diera una niña.

Es verdad que cuando sientes otro corazón en tu cuerpo, la ilusión es tan grande que hay un momento que te da igual lo que sea con tal de que venga sano y bien, !!pero siempre te queda una parte que no puede evitar pensar en lo que quieres!!

Yo estaba convencida desde que vi el predictor, que tenía un niño dentro. Creo que fué mi subconsciente para evitar un “chasco” si era así.
 !!Le tenía hasta el nombre y ya tenía una lista de cosas para comprarle!! Y la verdad...estaba igual de contenta. Pero todavía me quedaba esa pequeña posibilidad de fallo...esa dulce intriga que todavía quedaba sin resolver.

He de decir que ERA creyente y fiel seguidora del famoso calendario chino...y muy a mi pesar, !!me daba azul!! 

Llegó la semana 12 y  pocos días antes algo me decía: ¿y si es rosa? Dios! No me quería hacer ilusiones antes de tiempo y seguí fiel a mi pensamiento de que iba a ver en la ecografía a mi piquiñín.

Y sí ¡allí estaba! ¡Que grande era ya! Yo no dejaba de ver “pirulinas” y piernas enormes; ahí fue cuando le dije a Marcos: vaya piernas mas largas...¡VA A SER FUTBOLISTA!
En ese momento, vi que el ginecólogo se reía, y acto seguido me dijo: O bailarina..


Un respigo me recorrió el cuerpo desde el dedo gordo del pie hasta el último pelo de la cabeza. Mire a Marcos y mi cara estaba entre la cara de “no te hagas ilusiones” y la de “quiero bajar de esta camilla y ponerme a dar saltos”. El señor al final de la consulta, al ver mi ansiedad, me advirtió que era demasiado pronto todavía para asegurarme el sexo, que no me ilusionara y que no comprara nada de color pero que él...había visto una niña.

Salí de allí que no sabía si había salido mejor que entré o peor...porque era como: !!tengo el caramelo, pero todavía no lo puedo probar!! Pero ¡ay dios! TODAVÍA ERA POSIBLE!

Tenía un pequeño video de la ecografia, muy cortito, en el móvil, y lo primero que hice fue mandárselo por whatsapp a mi super-prima Sheila que, por si no lo sabéiis, es la mejor ginecologa del mundo mundial. Nada más verlo, me escribe: ESO ES UNA NENA.

El móvil me cayó al suelo de la emoción y nos pasamos 20 minutos hablando por teléfono como dos teenagers. “Tía, en el segundo 20 se ve claramente que es una niña, tiene el tubérculo genital horizontalisísísimo" 
!!!Sí, ella habla de tubérculos así como el que va a comprar el pan!!! !!!ES LA MEJOR!!!

Mi ilusión en las probabilidades había crecido en 60 miutos de un 0% a un 10%, a un 60% y al final del día a un 99,99% después de la llamada de mi prima, aunque tenía tanto miedo al “chasco” que hasta la siguiente (semana 17) no quise creermelo al 100%. 
Inevitablemente, la sonrisa no se iba de mi boca ni un solo momento...cada vez estaba más cerca.

Llega la semana 17, ahora ya era azul o rosa, no podía haber dudas, después de revisar que  estaba todo en orden y estabas más sana y fuerte que un roble, el señor pronunció: AHORA SÍ, ¡¡ES UNA NIÑA!!.

Miré a Marcos y Marcos me miró a mi...ERA VERDAD...La vida nos había dado una princesa.

A partir de ese momento, TODO se inundó de rosa, y para mí, nunca es demasiado; y os puedo asegurar que NUNCA había sido tan feliz.